“La innovación disruptiva en la creación de estrategias para la administración de negocio”

Por: Cindy Santos

Directora del Centro de Empresarialidad y Emprendimiento.

Facultad de Ciencias Administrativas y Comerciales 

 

Contexto actual de los negocios en Guatemala

La percepción de iniciar un negocio se considera como una oportunidad para generar ingresos adicionales en los casos de poseer empleo formal o el medio de subsistencia en los casos de no estar dentro del sector laboral regulado. Para Guatemala esta situación no es distinta estando en los primeros puestos a nivel Latinoamérica, con una TEA de 39.9[1] para el período 2020-2021, contando con un clima de negocios con altos porcentajes de puesta en marcha de ideas de negocios, es muy difícil el crecimiento escalable y la generación de innovación en los modelos de negocios de los emprendedores y empresarios guatemaltecos.

Diversos estudios han apuntado que el desarrollo de competencias es un factor clave para la generación de estrategias que ayuden a que no solo se logre la sostenibilidad del negocio sino sobre todo el crecimiento tan anhelado por los emprendedores y empresarios. Una competencia “es la capacidad para resolver problemas en cualquier situación y especialmente cuando se trata de situaciones nuevas o diferentes a las ya conocidas y en diversos contextos de actuación”[2].

Algo que nos dirige de manera inmediata a la importancia de la innovación dentro de la empresa o emprendimiento, al ser indispensable para generar el proceso de transformar ideas en valor a lo interno (organización) y externo (clientes), al encontrar oportunidades que ofrezcan soluciones a las necesidades no satisfechas de los clientes y sobre todo a aquellas que los clientes no están en la capacidad de expresar.

Los cambios constantes e inesperados que se producen en el entorno actual afectan no sólo a la sociedad y a las personas, sino también a los negocios y a las empresas. Aquella célebre frase de: “Renovarse o morir” es una realidad actualmente. Las empresas deben renovarse de manera continua si quieren, por un lado, sobrevivir en un mercado competitivo y, por otro, adaptarse a los cambios.

 

“Cambios de paradigma, la necesidad de reinventar el modelo de negocios”

Paralelo a esta verdad innegable de la importancia de la innovación, surge la pregunta ¿cómo ser conscientes que nuestros negocios deben cambiar?, ¿cómo o dónde iniciar este viaje? en qué momento combinar nuestra experiencia, percepciones, pensamientos, intuiciones para lograr una nueva realidad de la vida donde sobresale la capacidad para descubrir nuevas formas de superar las expectativas de nuestros clientes. En muchas ocasiones se espera encontrar un manual, guía o ruta para conocer qué camino se debe tomar, lo que es motivado por el reflejo de lo aprendido a lo largo de los años.

Solemos asociar el pensamiento disruptivo al empoderamiento de la imaginación, incluso a la innovación, por lo que pensar más allá de lo que se ha vuelto costumbre es indispensable, para ir más allá de lo que se hace día a día.

La innovación es hoy en día, una necesidad absoluta en las empresas para sobrevivir. Las compañías que no invierten en innovación ponen en riesgo su futuro. “Si no buscan soluciones innovadoras a los problemas que emergen en la sociedad o en sus clientes continuamente, su negocio no prosperará, tendrán poca probabilidad de competir y eventualmente será desplazada por otras[3]”. 

 

Por el camino de la innovación disruptiva

El hombre está preocupado por aprender y hay que desaprender, no se puede desarrollar nuevos aportes si se está ligado a los viejos hábitos, costumbres y formas aprendidas sobre cómo generar conocimiento y nuevas estrategias para lograr la competitividad. Sería imperdonable no reconocer a tiempo la crisis actual, así como la necesidad urgente de superación de la concepción heredada del conocimiento y de las actividades de la gestión administrativa tradicional.[4]

Para iniciar esta ruta es necesario derribar las 3 barreras más constantes que limitan la innovación en los negocios, la primera es la familiaridad; el decir, así se han hecho las cosas o así ha funcionado, es necesario pensar de manera diferente, fuera de la costumbre, zona de confort, la segunda barrera son las reglas no dadas, al no investigar los cambios del entorno y la actualización de las tendencias y la tercera es el miedo a hacer el ridículo, es indispensable perder el miedo a decir, hacer y mostrar los nuevos cambios.

Y lo más importante que no la innovación en los negocios no sea solo para un nuevo producto o porque se presentaron dificultades, sino que sea parte de la cultura misma del emprendedor o empresario para que los productos o servicios que ofrece generen soluciones perceptibles por el cliente y tenga una propuesta de valor clara que se traduzca en el crecimiento en aumento de ventas o inclusión en nuevos mercados, porque innovar es un proceso continuo que va más allá de la actividad empresarial, es un cambio de pensamiento que permita responder de forma pronta y oportuna a los cambios del entorno, y sobre todo la única manera de innovar es llevando a cabo los cambios es pensar, actuar, validar y mejorar así como medir los efectos positivos y negativos de esos cambios, en atreverse a más.

Para que las estrategias sean más efectivas y generen mayor impacto, dado que los recursos en las empresas son limitados por lo que perder el miedo y encontrar las áreas de mejora en las pruebas reduce el riesgo de fracaso de una mala inversión y de una idea de negocio sin validar.

 

 

[1] Monitor Global de Emprendimiento, Reporte Nacional Guatemala 2020/2021, Universidad Francisco Marroquín.

[2] Antoni Zabala, Laia Arnau, Métodos para la enseñanza de las competencias, Editorial Publidisa, pág. 99

[3] Oficina Australiana de la Innovación (2020)

[4] Luengo, Nahuel Aurelio,La educación transdisciplinaria”, Editora Latinoamérica, 2018, pág. 14