La educación musical como motor de desarrollo social
Durante muchos años se ha escrito acerca de la función de la música en el desarrollo cognitivo del niño en la escuela como, por ejemplo, un mejoramiento en la clase de matemáticas o idioma español. Sin embargo, creo que la función de la música en la escuela pre-primaria, primaria y secundaria va más allá y tiene un papel poderoso en el desarrollo de niños y jóvenes. Aquí describo brevemente algunos factores importantes por los cuales considero la educación musical como un elemento clave —y por lo tanto, decisivo— en la formación integral de las nuevas generaciones:
- El desarrollo de la autoconfianza y sentido de pertenencia. A través de actividades que involucran la ejecución de un instrumento o el canto, los niños pueden establecer una manera alternativa —a levantar la mano y pedir permiso para hablar– de expresar sus sentimientos y opiniones, así como de poder establecer un lazo de pertenencia a un grupo. Esto se observa en proyectos de improvisación colectiva que conllevan dinámicas de pregunta y respuesta de ritmos o de líneas melódicas; o en situaciones de composición más complejas que incluyan una elaboración lírica acompañada de instrumentos musicales —o de un loop en el caso del rap—.
- Desarrollo de soft skills o habilidades blandas. Este conjunto de habilidades incluye a la comunicación y la negociación. Ignoro por qué le dan este nombre a tan importantes y sólidas habilidades y, por lo tanto, las llamaré habilidades claves para la comunicación y negociación. La práctica musical –especialmente la improvisación colectiva y actividades de composición– conlleva un lenguaje sonoro a través del cual nosotros proponemos células rítmicas, melódicas o líricas con características de velocidad, tono, y dinámica. Todo dentro de un proceso de negociación y comunicación sin reglas escritas, simplemente utilizando la intuición con el contacto visual y auditivo.
- Identificación de roles. Los grupos de práctica musical colectiva, tales como coro, banda de rock, banda sinfónica y marimba, entre otros, pueden ser espacios físicos y emocionales en donde se practique la identificación de roles, lo cual, en el futuro permitirá un desarrollo de ciudadanía que valore y reconozca los diferentes papeles que juegan los personas en la sociedad. En el caso de la marimba, podemos observar fácilmente el papel del tiple en la ejecución de la melodía principal. Pero si vamos más allá, también podemos observar la función del bajo y del centro armónico para crear un complemento en el ritmo y la armonía. Si a esto le aumentamos las segundas y terceras voces de la Marimba Tenor, tenemos una interpretación que incluye la mayoría del espectro sonoro que el oído humano está más acostumbrado a escuchar. Aunque no “sepamos” de música, sabemos que con esos elementos la música puede tener más impacto en la audiencia. Por lo tanto, una melodía está incompleta sin el centro armónico, el bajo y viceversa, y las voces complementarias. Esta identificación de roles puede ser factor decisivo en el trabajo en equipo, en donde la delegación de responsabilidades y méritos juega un elemento clave.
- Conexiones interdisciplinarias. Uno de las cualidades más agraciadas de la música en la escuela es su conexión con otras materias. Al cantar o tocar un instrumento individualmente o colectivamente, conlleva una serie de procesos de coordinación cognitivos y motores, por ejemplo, la coordinación de las manos y pies, la concepción del espacio físico y temporal y el control de la respiración y ejecución de una nota o pasaje. Por otro lado, estas actividades también pueden –debieran– tener relaciones con otras que integren el pensamiento crítico de la realidad social. Existe una gran variedad de estilos musicales en los cuales además de las cualidades rítmico-melódicas, tienen una lírica dedicada a la crítica de situaciones sociales y a la expresión de sentimientos y opiniones acerca de diversos temas. Como muestra, podemos hablar del rock de la década de los 60 en donde encontramos una manera de expresión en contra de la guerra y a favor a la diversidad social. De los años 70 y 80, una gran ola de música latinoamericana simbolizó la lucha de comunidades excluidas del desarrollo social contra los abusos de las élites y los regímenes militares. Luego, el Hip hop relata la vida en las calles de barrios peligrosos en Estados Unidos y que luego fue un género seminal acogido en otros países del mundo como forma de expresión, especialmente en círculos sociales excluidos musicalmente por la música mainstream. No habría que dejar a un lado los performances que realizan distintos artistas combinando danza, teatro, plásticas y música, denunciando diversas temáticas tales como la homofobia y la represión a la libertad de pensamiento. La música en estos contextos, toma un carácter elevado que combina los sonidos con palabras para un profundo análisis y perduración.
Finalmente, habiendo mencionado brevemente algunas de las implicaciones de la música dentro de la vida de un niño, niña o joven en la escuela, es importante mencionar la trascendental función del maestro de música y/o el maestro de cualquier materia en la utilización del espacio físico, emocional y de aprendizaje que la música brinda. Así como hemos mencionado las oportunidades de promover un ciudadano integral, una formación musical errada, aburrida y sin creatividad puede tener consecuencias graves para la formación de una niña o niño.
En otras palabras, la clase de música tiene una importancia clave en la formación ciudadana de los guatemaltecos y no podemos tomarnos a la ligera la formación de profesionales en esta área. No solo es música, es el desarrollo de la sensibilidad y la empatía de una mejor sociedad.
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