Los retos ambientales en la producción de frutas tropicales
Las frutas tropicales constituyen un grupo relativamente nuevo en el comercio mundial de productos básicos. Adquirieron importancia en el mercado internacional apenas en 1970, gracias a los avances en el transporte, los acuerdos comerciales y los cambios en el consumidor.
Los volúmenes de exportación de las cuatro principales frutas tropicales frescas, esto es, mango, piña, aguacate y papaya, han registrado las tasas medias anuales de crecimiento más rápidas entre los productos alimenticios comercializados en el ámbito internacional.
Cuando los países están en condiciones de abastecer los mercados internacionales, el sector de las frutas tropicales puede ser importante para la generación de divisas. Por ejemplo, las exportaciones de frutas tropicales de Costa Rica representan aproximadamente una quinta parte de sus ingresos totales en concepto de exportaciones agrícolas.
En la mayoría de las zonas productoras, las frutas tropicales siguen cultivándose principalmente a nivel de subsistencia y no con fines comerciales, por lo que contribuyen de manera importante a la seguridad alimentaria. En las regiones dedicadas al comercio de frutas tropicales, estos productos contribuyen a la generación de empleo e ingresos rurales y, por lo tanto, son importantes para el crecimiento del PIB (Producto Interno Bruto).
Retos ambientales
Dada la naturaleza sumamente perecedera de las frutas tropicales tanto en la producción como en la distribución, los retos ambientales son uno de los principales obstáculos para el mantenimiento de la producción y el abastecimiento de los mercados internacionales. Se trata de un reto particularmente grave, ya que la gran mayoría de las frutas tropicales se produce en pequeñas áreas agrícolas de menos de 5 hectáreas, donde el cultivo depende en gran medida de las precipitaciones y está expuesto a los efectos adversos de fenómenos climáticos. Estos últimos son cada vez más irregulares.
En 2016 y 2017, las condiciones climáticas adversas causaron considerables trastornos en la producción mundial de las principales frutas tropicales. La producción de mango se vio afectada por la sequía en algunos de los principales países productores de Asia, América del Sur y África. De igual forma, la producción de piña y aguacate sufrió daños causados por inundaciones en América Central y del Sur. La sequía también dificulta la producción de papaya en las mayores regiones productoras de América del Sur, así como la producción de aguacate en África meridional.
En promedio, las nuevas plantaciones de aguacate sólo dan frutos después de cuatro años, lo que hace que el cultivo sea considerablemente vulnerable. Del mismo modo, la producción de piña es propensa a sufrir las dificultades del tiempo debido a que cada planta sólo produce un fruto al año. Más importante aún, los árboles de mango solo producen frutos después de unos 6 años y toman entre tres y seis meses para que maduren. Por el contrario, las plantas de papaya pueden cultivarse en una gran variedad de suelos tropicales, crecen rápidamente y son más resistentes a los cambios climáticos que la mayoría de las otras frutas tropicales. Esto hace que la papaya sea menos vulnerable a los efectos del clima.
La intensidad de las tormentas tropicales en el Caribe, en septiembre y octubre de 2017, fue alarmante para el sector de las frutas tropicales, ya que las cosechas sufrieron daños devastadores en los estados insulares, entre ellos Cuba y la República Dominicana. Caso contrario ocurrió en América del Sur, donde se han desarrollado ampliamente sistemas más resistentes al clima.
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Fuentes de consulta:
Altendorf, Sabine. (2018). Perspectivas mundiales de las principales frutas tropicales. México: FAO.
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