La importancia de la Agronomía en la Economía Mundial
Debido a la actual crisis sanitaria acaecida por el coronavirus COVID-19, diferentes profesiones en el mundo se han visto afectadas total o parcialmente. Entre ellos a los agricultores, que han descrito cómo sus ingresos han ido a la baja debido a la falta de transporte, mercados cerrados y a las bajas exportaciones. Los principales países destinos de las exportaciones como Estados Unidos, China, El Salvador, Honduras, México, entre otros, actualmente enfrentan serias dificultades para intentar frenar la expansión de este virus, provocando que impacte negativamente en la economía de los agricultores.
Para la agricultura no son nada nuevos estos inconvenientes, pues constantemente están luchando contra agentes externos que afectan los cultivos y la manera en que pueden expandirlos en las diferentes regiones del país. Entre esos problemas se destacan las sequías, el cambio climático, las plagas de insectos y los incendios forestales que se registran especialmente en los meses de verano.
Por ejemplo, en Italia debido al cambio climático, los agricultores han comenzado a adaptarse. En la isla de Sicilia, aprovechan que el clima cambió a condiciones más cálidas para cultivar frutas tropicales como mangos, papayas o lichis, que poco a poco se vuelven en productos más comunes en esa región. Los agricultores españoles también están cambiando su forma de gestionar los cultivos, especialmente en el uso del agua, pues invierten en sistemas de riego más eficientes y han pasado de la irrigación continua a regar solo en momentos clave.
En Guatemala, según IARNA “El cultivo con mayor superficie cultivada es el maíz. Le siguen en importancia en cuanto a superficie plantada el café, la caña de azúcar y el frijol. En términos de producción los principales productos agrícolas en Guatemala son el azúcar y el banano. Además indica que: en promedio, durante los últimos diez años, el sector agrícola ha contribuido con el 14% del PIB nacional.” Estos datos nos sugieren la importancia de explorar nuevas formas de realizar los cultivos y la posibilidad de adoptar otros alimentos para aprovechar la riqueza de las diferentes tierras que ofrece nuestro país. Además de profesionalizar a los agricultores en las últimas novedades tecnológicas, capacitarlos y proveerles herramientas que determinen un futuro adecuado para garantizar que los productos continúen disponibles para la población.
Sumado a la gravedad del tema del coronavirus, la caída en la mayoría de las bolsas internacionales, el pánico de los inversores y al estado de incertidumbre, provoca que el sector agrícola presente serias dificultades. Se espera que tras el fin de la pandemia, el sistema económico pueda reactivarse lo antes posible para que los sistemas de exportación puedan fortalecerse y renovarse, debiendo hacerlo bajo otras condiciones que antes no se habían visto, como nuevas formas de transportar los productos, normas más exigentes en los vuelos y nuevos mercados a los cuales exportar e importar alimentos.
Pese a que diversos países del mundo actualmente están en cuarentena y en el caso de nuestro país también incluye horarios con toque de queda, la agricultura representa una actividad primaria en la que sus labores no pueden detenerse, al igual que el sector sanitario y personal que provee servicios básicos. La agricultura además representa la importancia fundamental de proveer alimento a los habitantes a nivel mundial, en un momento de la historia donde se le debe ofrecer todas las condiciones favorables para continuar con sus labores de la manera más normal posible.
Sin embargo, tras esta emergencia será necesario que nuevos profesionales en agricultura lideren proyectos que busquen el desarrollo de los agricultores. Según datos de CONGCOOP, en Guatemala, la agricultura familiar campesina produce el 70% de los alimentos que se distribuyen en el país. 1,299,377 familias rurales dependen de la actividad agropecuaria, 890,000 hectáreas se utilizan en cultivos anuales (maíz, frijol, arroz) y aproximadamente 5 millones de personas se benefician directamente de esta actividad, contribuyendo con un 14% a la del PIB nacional. Transformando la agricultura en la inversión más importante a nacional.
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