Día Internacional de la Conservación de Suelos

Por Ing. Evelin Ivon Carreto y Dr. Luis Ricardo Álvarez

Docente y Decano de la Facultad de Ciencias Agronómicas

 

Desde 1973 , el 7 de julio se celebra el Día Internacional de la Conservación del Suelo, en honor a Hugh Hammond Bennett, quien dedico su vida a la conservación de los suelos y dar a conocer la importancia del mismo en el equilibrio del medio ambiente.

El suelo juega un papel muy importante en el desarrollo de vida, es la base esencial de la cadena alimenticia, los suelos generan energía, aporta microorganismos benéficos, es un recurso que proporciona nutrientes, agua y minerales para todo ser vivo; almacenan carbono y es hogar de miles de millones de animales. 

Los suelos son catalogados como el principal capital con que cuenta el ser humano, en él se basa la economía en la producción agropecuaria. Por ello es importante fomentar la producción agrícola orgánica, la cual ayuda a conservar los suelos y evitar una degradación irracional. 

Es importante hacer uso racional y potencial del suelo, elaborando actividades que ayuden a proteger nuestros suelos, para así conservar y proteger la madre tierra; para tener vida y salud.

A continuación se mencionan algunas causas importantes del por qué debemos cuidar del suelo:

  • El ecosistema en el cual vivimos no podría existir sin el recurso edafológico. 
  • Proporciona los nutrientes que necesitan las plantas para su crecimiento y desarrollo. 
  • La descomposición de residuos orgánicos (hojas, raíces, desechos de animales), se convierten en nutrientes para las plantas.
  • Actúa como filtro para proteger el agua, el aire y otros recursos.
  • Proporciona agua para el crecimiento de las plantas.
  • Propicia una atmósfera saludable para todos los organismos vivos. 

El ser humano debe realizar prácticas amigables con el medio ambiente, con el suelo; para cuidarlo y no contaminarlo. El no cuidar el suelo da como resultado un suelo contaminado, erosionado, infértil, improductivo, que no tiene capacidad de intercambio de nutrientes. 

“El tema de la protección de suelos debe pasar por la toma de decisiones y de conciencia, para ello es indispensable que se incluyan a nuevas generaciones para que puedan involucrarse en la conservación de los recursos edafológicos y así darle mayor aprovechamiento” 

¿Qué es la desertificación de los suelos?

Es un fenómeno que implica la pérdida de suelos fértiles y la incapacidad de los ecosistemas de cumplir con su función reguladora para suministrar nutrientes a los microorganismos presentes en los suelos.  Las áreas áridas, semiáridas y subhúmedas secas son las consideras más susceptibles de sufrir el efecto de desertificación.

La desertificación se debe a la vulnerabilidad de los ecosistemas de zonas secas, que cubren un tercio de la superficie del planeta, así como las actividades de sobreexplotación y el uso inadecuado de la tierra. La deforestación, el sobrepastoreo y las malas prácticas de riego afectan negativamente a la productividad del suelo.  

A continuación se mencionan algunas causas de la desertificación:

  • El clima semiárido, las sequías estacionales, y las precipitaciones pluviales mínimas. 
  • Los suelos con poca disponibilidad de nutrientes y la erosión. 
  • Los incendios forestales
  • Crisis del sector primario, éxodo rural
  • Explotación irresponsable de los recursos hídricos y contaminación de los acuíferos
  • Crecimiento urbano desordenado, sobre todo en zonas costeras
  • Cambio climático: calentamiento global y efecto invernadero.

La desertificación es uno de los principales problemas a nivel mundial, con graves repercusiones para el desarrollo de los organismos vivos. 

Estos son algunos efectos causados por la desertificación:

  • Pérdida de especies animales y vegetales, suelos fértiles productivos y de ecosistemas
  • Disminución de la producción agrícola e inseguridad alimentaria
  • Alteración de los recursos naturales
  • Intensificación de las consecuencias del cambio climático
  • Impacto sobre el desarrollo sostenible y la calidad de vida

Para evitar la desertificación de los suelos es importante realizar actividades que pueden maximizar el potencial nutricional de los suelos:

  • La reforestación y regeneración de las especies vegetativas. 
  • Rotación de cultivos en áreas agrícolas.
  • Utilidad óptima del recurso hídrico. 
  • Implementación de buenas prácticas de conservación de suelos.
  • Crear barreras vivas para proteger la erosión eólica e hídrica.
  • Siembra de cobertura para fijar nitrógeno en el suelo. 

La conservación de los suelos es vital para el equilibrio del medio ambiente, así como para la vida de animales, plantas y seres humanos.