Las consecuencias del trauma en su máxima expresión, en especial de tipo psicológico, ya sea a corto o largo plazo, son en general devastadoras para el funcionamiento psicológico de la víctima, sobre todo cuando la persona que sufre pertenece a la misma familia. Las consecuencias a largo plazo son más inciertas, pero las alteraciones emocionales o de comportamientos alterados o inadaptados, se reflejarán más en la vida adulta, aun cuando el trauma pudo generarse en la infancia. Lo anterior no necesariamente implica una situación personal o social ya que esto también tiene un impacto en el ámbito espiritual, moral y legal de una sociedad, por lo que la importancia del estudio de estos fenómenos es un reto futuro para los profesionales, que deben ser capaces de ahondar en la vulnerabilidad y protección de los individuos; el tratamiento de la víctima implica también otros efectos que deben ser apoyados por la sociedad, la familia y los profesionales especializados en trauma psicológico.