Universidad Da Vinci de Guatemala | Educación que transforma

En ocasión del Dia Internacional de la Enfermería, decidimos hablar con tres docentes y enfermeras davincianas para que nos compartan la mejor parte de su carrera profesional y los retos que han enfrentado:

“Mi madre no tuvo la oportunidad de estudiar, sin embargo, su don de servicio y  amor al prójimo  la impulsaron a trabajar como promotora de salud en Amatitlán. Ella me inculcó muchos  valores  y uno de ellos fue la entrega a los demás. Mientras estudiaba, la acompañaba a las actividades del Centro de Salud, por lo que decidí estudiar Enfermería. Actualmente, llevó 19 años de ejercer esta profesión. Una de las mejores experiencias que he tenido a lo largo de los años, fue laborar en un Puesto de Salud, con 4  comunidades a mi cargo.  Tuve la oportunidad  de servir e incidir de forma positiva en  la población. Esos fueron años muy gratificantes pues observé como iba creciendo junto a la comunidad. La mejor parte es que a la fecha, la población sigue trabajando por superarse.

Otro momento importante de mi trayectoria fue participar en un Comité Internacional  Comunitario, pues pude aprender sobre técnicas puntuales y convivir con enfermeras internacionales. La parte que más disfruto es el trabajo de campo, pues me ayuda a sensibilizarme y a recordar el porqué soy enfermera. Hoy por hoy, me encuentro participando en un grupo selecto de docentes de Universidad Da Vinci, por lo que puedo compartir mis conocimientos con jóvenes”.

Ruth Corina Nochez Marroquín

Licenciada en Enfermería

“Para mí la Enfermería es cuestión de vocación, pasión por el servicio y satisfacción propia.  Yo creo que más que una profesión es un estilo de vida, porque él que no vive para servir no sirve para vivir.  En mis 15 años de enfermera, siempre tuve dos aspiraciones y puedo decir orgullosamente que las he logrado.

La primera era dirigir el Departamento de Enfermería en el primer centro de salud fundado a nivel nacional, ubicado en Amatitlán, mi lugar de origen. La segunda era ser docente; de esta forma podría transmitir mis conocimientos y experiencias a los jóvenes. Para mí es fascinante observar las vivencias de los estudiantes, incidir en como forman sus propios conceptos y se entregan a la enfermería. Creo que la parte que más disfruto es escuchar las palabras de bendición y agradecimiento de todas aquellas personas a las que tuve la oportunidad de servir. No hay pago más grande que brindar satisfacción a las personas, aun cuando tienen deterioro de su salud”.

Mayra Cristina González López

Licenciada en Enfermería

“Desde pequeña me gustaba cuidar a mis hermanos y era yo quien los atendía cuando se lastimaban, creo que ese era un indicio de mi vocación.  Incluso no me causaba molestia cunado tenía hemorragia nasal, como consecuencia de mi epistaxis, pues me emocionaba la posibilidad de curarme. Creo que una de las experiencias más significativas de mis 17 años como enfermera, fue atender a un joven lleno de fuerza de voluntad. Este paciente particular acababa de convertirse en padre cuando tuvo un accidente automovilístico. Perdió las dos piernas y estuvo cerca de la muerte. El momento gratificante llegó dos años después, cuando lo encontré en el hospital vivo y con prótesis funcionales. En ese encuentro me pidió que fuera la madrina de su niño.

Reconozco que la Enfermería no es una carrera fácil, pues implica muchas noches de desvelo y días enteros en lo que no es posible sentarse pero es apasionante. La mejor parte es brindar alivio al prójimo. He logrado vencer las dificultades de la profesión con mucha empatía, pues es necesario ponerse en los zapatos de la otra persona”.

Dina García

Licenciada en Enfermería con especialidad en Pacientes Renales

¡Feliz día Internacional de la Enfermería!

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