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La cultura de las Jam sessions

Las jam sessions o “sesiones improvisadas” son sesiones informales en las que varios músicos se reúnen a tocar en algún club de forma espontánea, sin un programa definido y con músicos con los que usualmente no tocan o que incluso nunca han tocado. El repertorio suele conformarse de temas estándar –composiciones recurrentes y tradicionales en el jazz, usualmente tomados de algún real book – o sobre alguna progresión de acordes definida en el momento (una progresión blues, o alguna progresión que sea familiar para todos los músicos).

Por lo general se toca el tema escrito (si es que hay) y luego se improvisa sobre la progresión de acordes de estos temas. En cada jam session existe un grupo base (usualmente una sección rítmica de piano, bajo, batería) y luego se van agregando otros músicos conforme van llegando a la sesión.

Los jam session son tan inherentes a la historia del jazz, como los tamales son a la navidad (al menos en nuestro país). En la década de los años 20 en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, estas jam sessions eran como un refugio para todos esos jazzistas ávidos de desenfreno, licor, y un poco de éxtasis musical. Éstas eran el típico lugar de “after” en el que llegaban luego del trabajo habitual en las grandes bandas y donde podían darle rienda suelta a su demonio interior y así tocar todas esas líneas de improvisación que seguramente Paul Whiteman o incluso el mismísimo Duque del Jazz (Duke Ellinton) no les permitían tocar en sus orquestas.

En sus inicios en estas jam sessions también ocurría un fenómeno conocido como cutting contests (Burns, 2002) en el que los músicos (principalmente pianistas del estilo stride) hacían alarde de sus destrezas técnicas y su agilidad para improvisar, al punto en el que se generaban riñas entre dos o más músicos que buscaban destacar en cuánto a virtuosismo y destreza (Farley, 2003).

 

En la actualidad, las jam sessions, más allá de ser un concurso para demostrar destrezas o hacer competencias de egos entre músicos (que aprovecho a decir que es una muy mala concepción que se tiene de las mismas), son una herramienta de aprendizaje muy importante pues es en este espacio “controlado” donde podemos darnos la libertad a experimentar, probar nuevas progresiones, técnicas, ideas, etc.; y también nos expone ante la oportunidad de tocar con músicos más experimentados y aprender de estos, tal y como aprendían los jóvenes jazzistas en las jam sessions en Harlem Nueva York en los años 30 (Burns, 2002).

En la ciudad de Guatemala en la actualidad se puede asistir a los siguientes jam sessions que se realizan de forma periódica:

  • #LosMartesSonDeJazz, organizado por el cuarteto Imox Jazz el primer martes de mes en el Bar Esperanto en Zona 10
  • Los Blues Jam organizados por la banda Aston el primer martes del mes en Bar Abejorro Zona 10 y el tercer martes del mes en Bar Esperanto y
  • Los jam sessions del colectivo Jazztuvo Ya el tercer martes de cada mes en el Bar Abejorro en Zona 10.

Si eres músico y quieres participar y vivir una buena experiencia en los jam sessions (ya sea en Guatemala o a cualquier otro país que vayas) te doy las siguientes recomendaciones:

  1. Ten preparado el tema que quieres tocar. Usualmente en un jam session hay una persona que se encarga de tomar nota de qué músicos se encuentran en el lugar y qué tema quieren tocar. Es import pregunten lleves claro el tema que quieres tocar y que tengas seguro la tonalidad en la que la has estudiado. No llegues a probar suerte, un jam session no es “la hora del aficionado”.
  2. No hagas solos muy largos. Dependiendo la cantidad de músicos en un jam session o que van a improvisar en un tema, suele ser demasiado cansado y tedioso cuando uno de los músicos se sube al caballito de la improvisación y no quiere bajarse. Recuerda que no es un recital o concierto tuyo, sino es un momento de intercambio y de compartir, no es un escaparate para que los demás te admiren. Quienes están escuchando y los otros músicos que están esperando turno para improvisar te lo van a agradecer.
  3. “La versión del disco tal…”. Esto suele suceder mucho con algunos cantantes o instrumentos solistas. Es común que hagan referencia a una versión de un tema que escucharon en la grabación de X o Y artista en uno de sus discos. Si eres cantante, es importante que sepas bien la tonalidad en que te queda más cómodo cantar el tema y no pretendas que los músicos que te acompañarán toquen como alguna versión que escuchaste y mucho menos puedan encontrar la tonalidad que te queda bien “tarareándoles” una parte de la melodía.
  4. El respeto, ante todo. A veces sucede que alguno de los músicos que están tocando cuando uno sube en un jam no se encuentra al mismo nivel que uno o el resto de la banda. Aunque tienda a ser molesto, siempre es importante procurar un ambiente de respeto. Recuerda tus primeras experiencias y los nervios que daba subir a tocar con los big cats.
  5. Sé generoso con el espacio. Es común en instrumentos de acompañamiento rítmico/armónicos la saturación en el compin’. Si estas acompañando el solo de otro (sobre todo cuando un piano acompaña el solo de guitarra y viceversa) dale espacio. No es necesario tocar todo el tiempo. En cada momento siempre el más importante debe ser el solista.
  6. Disfrutar, compartir y aprender. Un jam session es precisamente para esto. Es un espacio en el que se conoce nuevos músicos y dónde tenemos la oportunidad de tocar quizás con músicos de mayor experiencia y destreza que uno, por lo que es importante aprovechar al máximo el aprendizaje, compartir lo que uno sabe y sobre todo pasarla bien y disfrutar haciendo lo que más nos gusta.

Referencias:

  1. Ken Burns (2001). “The Gift” Documental “Historia del Jazz” Ep. 2. PBS.
  2. Farley, Christopher John. “Memphis Minnie and the Cutting Contest”. In Guralnik P, Santelli R, George-Warren H, Farley C.J. (ed.)(2003).

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