La forma sigue a las Finanzas, es el principio estético de nuestros tiempo
Richard Rogerd. Historiador de la Arquitectura
El incuestionable axioma “la forma sigue a la función”, no lo es más. Su lugar está tomado por otro más real y evidente “La forma sigue a las finanzas”.
Tan cierto ahora como en 1933, cuando Le Courbusier, uno de los tres maestros del urbanismo y de la arquitectura moderna, – Ludwig Mies van der Rohe y Frank Lloyd Wright lo acompañan- escribiera en su libro “La Casa del Hombre” que “Un terreno no vale a no ser por los servicios que pueda prestar”. Una perspectiva diferente en el “diseño Urbano” pronunciada por aquél cuyos conceptos fueron aplicados por Oscar Niemeyer y Lúcio Costa, en la creación de una de las ciudades que, como Antigua Guatemala, es “Patrimonio Cultural de la Humanidad”.
“La noción de Rendimiento, introducida como axioma en la vida moderna, no implica en absoluto la máxima ganancia comercial, sino la producción suficiente para satisfacer plenamente las necesidades humanas. El verdadero rendimiento será el fruto de una racionalización y de una normalización aplicadas con flexibilidad”; Son éstas, también, palabras destacadas por Le Courbusier en el mismo documento; que deben ser, me parece, la “Ética” de cualquier proyecto de inversión Inmobiliaria.
La Rentabilidad es un concepto financiero y variable clave en la evaluación de proyectos de inversión. Es la medida para aceptar, posponer o rechazar. Se sustenta en el concepto de “el dinero en función del tiempo, que implica, necesariamente, “Riesgo”. El tamaño de la inversión no es tan importante sí este ratio financiero es mayor al riesgo asociado. Por tanto, depende de la aversión de quién(es) tome(n) la decisión final. La tasa mínima atractiva de rendimiento de uso en Guatemala es del orden del 12.5%. Puede ser más, quizá el 15%; pero difícil obtener; puede ser menos, indicando que el inversionista opta por un menor riesgo a costa de una menor rentabilidad. Tal porcentaje es medido en términos de interés compuesto, “la fuerza que mueve al mundo” según Albert Einsten; tan curiosa aseveración de un científico, distante al mundo de los negocios se entiende al provenir de un genio. Pero, ¿cómo se mide el Riesgo por sí mismo? La Psicología ofrece varios test para medir niveles de ansiedad, estado emocional alto y frecuente en los tomadores de decisión. El más conocido es el de Hamilton. .
El consumidor de bienes y servicios inmobiliarios, de nivel socioeconómico C- en adelante, busca estar muy bien informado, fácil ahora, antes de la toma de decisión, pues su patrimonio está en juego. No decidirá exclusivamente en términos de funcionalidad, forma y finanzas. Considera, aspectos técnico constructivo, de mercado (oferta y demanda de realización futura) certeza legal y medio ambiente, que merecen exactamente el mismo trato, pues busca, como en todo en la vida, Equilibrio.
Déjanos un comentario