La Integralidad en la Formación del Director de Orquesta
El proceso formativo en la dirección orquestal es como una espiral constante y permanente la cual se nutre de diversas fuentes. Dicha formación nunca concluye y cada nueva pieza y cada género musical conducen a nuevas experiencias que pueden ser vitales para la interpretación de una obra maestra. Este proceso debe operar como un taller o un laboratorio permanente de crecimiento en diversas direcciones donde es mejor visualizar a la directora o al director como un ser humano educado integralmente dentro de un esquema de formación que crece en variadas direcciones similar al helénico, es decir, como una persona del renacimiento.
Para aproximarse a la dirección de orquesta o de cualquier tipo de ensamble, es un requisito ser un músico consumado con extensa formación, con amplia experiencia en la práctica de la música orquestal y de cámara, y con conocimiento amplio en diversas áreas teóricas de la música. En este sentido, y entrando en el contexto de nuestras realidades, el proceso de crecimiento en la dirección de orquesta y el proceso de formación musical deben florecer juntos. Cuando la persona se aproxime a la dirección durante su juventud o aun en su periodo formativo, deberá poner un especial énfasis en su propio crecimiento y formación
Además, el individuo no solo deberá ser un músico consumado, sino también un intelectual. Sus lecturas deberán, obligatoriamente, abarcar diferentes esferas.
Definitivamente, el área de las artes deberá ser abarcada considerablemente. Es importante que pueda estar familiarizado con todas las disciplinas de las diversas artes, pues los paralelismos entre ellas y los procesos de creación musical son asombrosos. La literatura, la pintura, la danza, el teatro y el cine, entre otros, han estado vinculados en algunos casos hasta por siglos a los creadores musicales y a su quehacer, no solo como fuentes de inspiración e información, sino también porque laboralmente el músico ha estado vinculado a las mismas de diversas maneras.
Las ciencias son, independientemente de las filiaciones culturales o religiosas del individuo, uno de los pilares del arte musical. La simple producción del sonido es física pura. El efecto que causa en la persona es química pura. Su aprendizaje y comprensión depende del conocimiento de factores acústicos, organológicos y técnicos que son intrínsecos al conocimiento científico. Así mismo, no solo debe conocerlas, sino también aplicar el método científico a sus prácticas y al desarrollo de su labor. Conocimientos generales sobre las ciencias puras, las ciencias naturales, las ciencias sociales y las ciencias interdisciplinarias le deberán ser familiares y deberán encontrar aplicación en el desarrollo de su arte. La filosofía también le será una herramienta básica, particularmente en la rama de la estética y la epistemología. Un conocimiento básico de estas, y otras ramas de la dicha ciencia será muy importante para conductor del proceso sonoro, quien encontrara fácilmente la utilidad de las mismas en sus estudios musicales.
En este sentido, vale la pena mencionar que a partir de la interacción de estas con el arte musical se han desarrollado nuevas disciplinas científicas. Las mismas surgen como híbridos interdisciplinarios para resolver los cuestionamientos generados a partir del fenómeno musical y sus implicaciones sociales. Ejemplos de estas son la musicología, la etnomusicología, la organología, la musicoterapia, la historia de la música y la educación musical. En lo posible, deberán ser exploradas por el director de orquesta indistintamente.
El estudio de la cultura como fenómeno humano no puede quedar del lado en los contenidos del estudio de la dirección. Las manifestaciones culturales como las tradiciones, la artesanía, las vivencias espirituales sincréticas, la gastronomía, la producción manufacturada y muchas más deben ser conocidos e, incluso, vivenciadas por el sujeto. Más importante aún será para este conocer las manifestaciones culturales de los pueblos relacionadas con el fenómeno musical. Inmiscuirse en alguna medida en el conocimiento de las músicas del mundo, las músicas populares urbanas, el jazz, la música comercial y otras, es crucial, hasta llegar al ámbito de las industrias culturales y su incipiente importancia en nuestra sociedad posmoderna.
Otras disciplinas son de igual manera cruciales para el director de orquesta moderno. Conocimientos de gestión musical y mercadeo, informática y manejo de software, dominio básico de técnicas de investigación, y manejo del patrimonio musical en términos de derechos de autor, patrimonio histórico musical, archivo musical, proveeduría de instrumentos y laudería general serán altamente apreciados.
Incipientes ciencias como la innovación y el liderazgo deberán encontrar cruces importantes e hibridarse con principios de psicología e introspección para alcanzar el que es, talvez, el aspecto más importante en el perfil de cualquiera que aspire a estar sobre el podio. Y este aspecto más allá de ser formado, debe ser forjado. Nos referimos al aspecto de la personalidad. El autoconocimiento y la autodeterminación son prioritarios para estar frente a la orquesta, y en estas se deberá trabajar exhaustivamente, modelando el carácter y sus cualidades de liderazgo con un énfasis especial.
Más allá del área intelectual y de personalidad, en su integralidad deberá desarrollar el contacto con su cuerpo. El desarrollo físico no se alcanzara a través de la técnica de la dirección, sino más bien deberá alcanzarse a través de la práctica de disciplinas físicas que le familiaricen con el conocimiento y dominio del cuerpo y las calidades del movimiento físico. La práctica deportiva o competitiva, con algunas excepciones, permite mejorar la condición física, pero difícilmente lograra las conexiones entre el cuerpo y la mente que son necesarias para la conducción de un ensamble. Se deberán practicar disciplinas que busquen el equilibrio de todas las áreas que componen la vida, donde el manejo de la respiración, de las emociones y pensamientos repercute favorablemente en el desempeño del cuerpo. Para alcanzar esto se recomienda enrolarse a prácticas físicas y mentales milenarias que ya estén desarrolladas y probadas, estas, más allá de la práctica musical.
La directora y el director de orquesta son personas del renacimiento, integrales, completas. Son personas que siguen la senda del gran Maestro Leonardo.
La directora y el director de orquesta, son Davincianos.
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