En nuestra época es necesario iniciar procesos para transformar y reconstruir los productos en nuevos materiales con el objetivo de prolongar la vida y darle una segunda oportunidad a los recursos. Realizar estos procesos provocan una serie de beneficios para nosotros y para el medio ambiente.

A nivel industrial, el proceso de reciclaje se compone de tres etapas: recolección, clasificación y fabricación. En su primera etapa se compone de recolectar recursos de nuestro hogar u oficina hasta las siguientes fases, en las que se reúnen los materiales para luego continuar con el proceso hasta convertirlos en productos reciclados. Tiene como finalidad volver a venderse a los consumidores.

En casa utilizamos productos con facilidad para convertirse en nuestro productos tras un proceso de transformación. Un ejemplo son las botellas de plástico, agua que utilizamos para lavarnos las manos, papel, aluminio y los desechos orgánicos. Es difícil, pero creando un sistema en casa para reciclar continuamente se pueden lograr grandes resultados y beneficios ¿Los conoces?

Descúbrelos en la siguiente imagen: