Existen muchas ideas erradas alrededor de la educación inicial y preprimaria, pues esta es más que jugar, aprender las letras, hacer bolitas de papel o contar del uno al diez. Los avances en neuropsicología y neuropedagogía, de la mano de otras ciencias de la educación, han permitido comprender los procesos cognitivos durante la infancia. Estudios demuestran que existe correlación entre la calidad de la experiencia preescolar y el éxito en la vida adulta en diferentes ámbitos. Por ejemplo, las investigaciones recientes prueban que aquellos con una buena formación inicial tienen mayor posibilidad de completar la universidad.
¿Por qué el juego?
El psicólogo Lev Vigotsky, en el año 1958, brindó un nuevo enfoque sobre el aprendizaje de los niños. Partiendo de la idea que: “el juego no es la forma dominante de actividad de los niños, pero, por otra parte, el juego sí constituye, en cierto sentido, la fuente principal del desarrollo mental” (García González, 2006). Por lo tanto, las actividades que se realicen en el salón de clases deben estar justificadas en el beneficio del infante. Con estas dinámicas también es posible identificar precursores del desempeño ejecutivo para formular respuestas cognitivas y emocionales adecuadas, como la memoria, inhibición de impulsos, flexibilidad y lenguaje por medio del seguimiento de reglas, así como, asumir roles dentro de un grupo. Mediante el juego potenciamos la creatividad, autoestima y autonomía.
Desafíos y dichas
Desempeñarse en aulas de preprimaria no es un camino fácil, requiere energía, trabajo constante y mucha preparación pero también ofrecerá asombro, alegría, entusiasmo y pasión. Guatemala necesita profesionales que escriban nuevas historias con los niños. Carla Rinaldi, presidenta de la asociación Reggio Children afirma que “debemos escuchar a los niños para que su sabiduría nos de confort, para que sus porqués orienten nuestra búsqueda por las razones y nos den la fuerza para encontrar respuestas no violentas, honestas y responsables”. (Rinaldi, 2001).
Con este marco, podemos asegurar que un Profesor en Educación Inicial y Preprimaria tiene como objetivo desarrollar las capacidades cognitivas y emocionales de los niños. Convertirse en un docente a este nivel es una misión extraordinaria, que permite formar a los ciudadanos del futuro. Universidad Da Vinci se suma a este reto y ofrece la especialización necesaria. Solicita más información aquí.
Fuentes de Consulta:
Asesoría en la redacción de Licda. María de los Angeles Subuyuj
García González, E. (2006). La psicología de Vigotsky en la enseñanza del preescolar. México: Trillas.
González Osornio, M. G., & Ostrosky, F. (2012). Estructura de las funciones ejecutivas en la edad preescolar. Acta de investigación psicológica, 2(1), 509-520.
Rinaldi, C. (2001). La pedagogía de la escucha: La perspectiva de la escucha desde Reggio Emilia. Reggio Children, Euro


