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La calidad educativa en matemáticas

Hace unas semanas en internet circulaba una reflexión que parafraseada decía: Ninguna persona que necesita una operación de apéndice iría a un consultorio de un médico del siglo XVIII, debido a que los adelantos tecnológicos han mejorado la probabilidad de vida, sin embargo, seguimos mandando a nuestros hijos a un sistema educativo que no se diferencia mucho del utilizado en el siglo XVIII.

 

La reflexión anterior obliga indagar, ¿hasta qué grado será cierto lo que afirmaba el texto?, la primera acción necesaria fue buscar las características de la educación del siglo XVIII, es sorprendente encontrar que, quitando los castigos fuertes, el alto contenido religioso y la gran carga artesanal que tenía la educación, básicamente consistía en un maestro que transmita conocimientos a un alumno que únicamente fungía como receptor. Si nos situamos en la mayoría de establecimientos educativos de Guatemala, encontraremos que este modelo se repite una y otra vez, maestros que “enseñan” la lección, alumnos que la “aprenden” cuyo único papel es recibir los conocimientos y almacenarlos en su disco duro.  Por lo que quizá, si estemos mandando a nuestros hijos a una educación del siglo XVIII.

En algunas materias se intenta realizar cambios, lamentablemente una de las que más se resiste a actualizar su modelo pedagógico es la matemática.

 

Así como un médico actual cuenta con tecnología que le permite realizar un trabajo diferente al de épocas pasadas, así se debe facilitar y capacitar al maestro del siglo XXI en la utilización no sólo de las TIC´s, sino también de recursos didácticos que le permitan al alumno el desarrollo del pensamiento crítico y creativo, convirtiéndolo de una persona común en una persona competente para el ámbito laboral, social y familiar.   Para alcanzar la meta es necesario transformar al alumno en el eje central de su aprendizaje, de tal manera que no sea sólo un receptor de información, sino que tome el rol de gestor de su aprendizaje. Las nuevas tendencias educativas proponen estrategias como las rutinas, destrezas, bit, PBL, gamificación y entorno virtual como alternativas del proceso de aprendizaje, más adaptadas a los estudiantes de la era de la información. La enseñanza de la matemática no debe quedarse rezagada, además de utilizar las estrategias anteriores, también debe de generar aprendizajes a base de problemas, en los cuales se utilice material manipulativo, gamificación, el método Singapur, la espiral y los 4 lenguajes de la matemática.

 

En Guatemala muchos colegios creen que adaptarse a la educación del siglo XXI es dejar de solicitar el uso de los libros de texto en físico, y  que los  alumnos los lleven en sus Tablet; sin embargo, algunos de estos establecimientos no tienen ningún adelanto en tecnología educativa porque se sigue enseñando de la manera tradicional. Si realmente se quiere realizar un cambio profundo en la educación no es necesario contar con grandes recursos en informática, sólo se necesita, desarrollar pensamiento crítico, creativo, metacognición y educación contextualizada a nuestra realidad.

 

El término calidad educativa es ampliamente empleado por docentes y administradores educativos, incluso muchas veces se encuentra plasmado en la misión del establecimiento. A pesar de su popularidad según Valdés (2005), “el término calidad de la educación se entiende fácilmente por la mayoría de personas, sin embargo, pocos saben expresar lo que es.” Esto se debe a dos factores, el primero es que no todos tienen la misma definición de calidad, y el segundo es que los estándares de calidad están muy relacionados con la cultura, no todas las culturas tienen la misma medida para la excelencia.

El concepto de calidad se hace popular con la llegada del neoliberalismo, con él, las empresas empiezan a dar mucha importancia al producto final, al resultado y a la eficiencia. Por lo tanto, el concepto neoliberal de calidad educativa está muy relacionado con la idea de que los estudiantes alcancen un alto rendimiento académico.

 

La calidad educativa es medida algunas veces en función de la cantidad de personas que son cubiertas por el sistema educativo, para optimizar el aprendizaje grupal se propone crear espacios que lo faciliten, no todos los estudiantes pueden ser tratados igual, ni todos los estudiantes pueden aprender en grupos muy grandes. Por lo tanto, para alcanzar la calidad educativa hay que realizar una reorganización administrativa, al mismo tiempo se debe fortalecer la formación docente, sin embargo, para realizar ambas cosas se necesita un alto apoyo institucional.

 

En Guatemala la concepción que cada persona tiene de calidad educativa depende de: grupo social, objetivos planteados, eficiencia, cobertura, reprobación, rendimiento académico, infraestructura escolar, materiales didácticos, formación docente, métodos, técnicas, relación alumno maestro o grado de conocimiento de lenguaje y matemática. Ninguno de los factores de la lista asegura la calidad educativa, ya que hay maestros en condiciones desfavorables que alcanzan altos niveles de aprendizaje, y otros, que con una gran cantidad de recursos brindan educación deficiente a sus estudiantes.

 

Una opción para mejora la calidad educativa en matemática sin realizar grandes inversiones es dar prioridad al aprendizaje social sobre el aprendizaje individual, en un mundo globalizado es más importante desarrollar una alta capacidad de adaptación en los estudiantes que llenarlos de algoritmos y fórmulas. Es necesario adaptar las políticas educativas a la cultura escolar antes de implementar cualquier acción que pretenda mejorar la calidad educativa, no es igual la sociedad europea, que la mexicana o guatemalteca.  La comunicación verbal, el diálogo y la argumentación, como medio para alcanzar un aprendizaje son recursos que en la mayoría de casos no se utilizan en matemática. El maestro debe promover la argumentación, hacer preguntas que generen pensamiento, enseñar a defender ideas, aceptar las ideas de los estudiantes, incentivar el debate, aceptar cambios de tópico durante las discusiones, crear consensos, llevar al alumno del conocimiento empírico al científico y promover el razonamiento lógico matemático. El maestro que logre lo anterior tiene más posibilidad de alcanzar la calidad educativa independientemente de la infraestructura o recursos con los que cuente.

 

La calidad educativa debe ser el fin de la educación en cualquier área, pero siendo la matemática un área base del conocimiento en ella debe alcanzarse primero. Es evidente que sólo se alcanzará cambiando las formas tradicionales de enseñanza por nuevas metodologías más acordes a la educación del siglo XXI, es necesario acabar en las aulas con técnicas anacrónicas en las cuales el protagonista del aprendizaje es el maestro y no el alumno. Guatemala necesita una revolución educativa que empiece hoy y aquí.

 

Referencias.

Delval, Juan (2013, junio). La Educación para el siglo XXI. Recuperado de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1665-109X2013000100004

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